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CHEQUEOS VETERINARIOS: LA MEJOR FORMA DE PREVENIR ENFERMEDADES

Algo tan sencillo como llevar a tu peludo a que tu veterinario de confianza revise su estado de salud es un acto rápido y fácil que puede servir para anticiparnos a cualquier problema que pueda surgir y asegurarnos de que la calidad de vida de nuestro perro o gato es óptima. Obviamente, la frecuencia de chequeos varía enormemente en función de las particularidades de tu mascota (edad, entorno, si ha contraído enfermedades previamente…), y quien mejor te puede aconsejar es tu veterinario.

Pero, ¿en qué consiste un chequeo veterinario?

Sencillamente, es una revisión exhaustiva de nuestro peludo por un experto en su salud como es el veterinario. Un pronóstico precoz de cualquier posible enfermedad sirve no solo para ahorrar malestar a nuestros compañeros, sino también para garantizar una recuperación más rápida (e incluso a veces es posible que ni se desarrolle la enfermedad), así como un importante ahorro en gastos veterinarios.

Lo primero que hará el veterinario será revisar de manera detallada a nuestro peludo desde la cabeza hasta los pies: examinará el interior de las orejas, los dientes y el estado de la dentadura en general, le tomará la temperatura corporal, y también medirá la frecuencia respiratoria y la frecuencia de los latidos del corazón. Le medirá y pesará (útil para detectar si nuestra mascota tiene sobrepeso), y también palpará y examinará ganglios, músculos y abdomen buscando algún indicativo de dolor.  Por último, verificará la capacidad de atención y respuesta de nuestro peludo y le observará caminando y cómo se sienta o tumba, por si detectara cualquier incidencia en sus movimientos.

Además, también chequeará la cartilla de vacunación para comprobar que se está cumpliendo reglamentariamente y te avisará de las próximas vacunas.

Tu veterinario conoce perfectamente el estado de tu compañero, por lo que te puede dar la información más exacta.

Durante todo este proceso nuestro papel también es importante: el veterinario nos preguntará detalles sobre nuestro peludo, desde si notamos algo raro en sus deposiciones hasta si hemos visto algún comportamiento extraño o llamativo. Este es el momento de plantearle todas las dudas que tenemos a nuestro veterinario, no solo para quedarnos tranquilos sino para que tenga más información sobre qué examinar.

Entonces, ¿cada cuánto tiempo tengo que ir a visitar al veterinario?

Evidentemente, depende de un montón de factores que afecten a nuestro perro o gato. Durante sus primeros años de vida, los cachorros y gatitos irán frecuentemente al veterinario. Sobre todo es importante concertar una primera visita nada más llegar a nuestro hogar, ya que en este primer examen se detectarán posibles enfermedades congénitas, se le aplicarán las primeras vacunas (y se planificarán las siguientes) y como medida preventiva se le realizará una desparasitación.

En caso de animales a partir de cierta edad (orientativamente unos diez años, aunque puede variar) también será necesario mantener la frecuencia de revisiones médicas, ya que en este momento de su vida sus defensas empiezan a descender, son más vulnerables y necesitan ser vacunados nuevamente.
Ante la duda de cuántas veces al año acudir a revisión, tu veterinario conoce perfectamente el estado de tu compañero, por lo que te puede dar una información más exacta.

Recuerda que al igual que a nosotros no nos agrada acudir al médico, tu peludo puede ponerse nervioso o irritable. Nuestro papel será el de tranquilizarles y mostrarnos serenos para transmitir esa sensación y facilitar la labor al veterinario. A fin de cuentas, nosotros somos las personas en las que más confía nuestro peludo, ¡así que hay que cumplir con nuestra parte!